«Dejemos de pensar en “lo que tradicionalmente se ha hecho” y pensemos en lo que queremos hacer a partir de ahora» Paula de Íscar

 

Entrevista con Paula de Íscar de Rojas, profesora asociada de Derecho Civil y doctoranda en Derecho en la Universidad de Valladolid, especialidad cooperativismo agroalimentario.
Paula nos pone de manifiesto la importancia de apostar en la igualdad real y de cómo el empoderamiento femenino es posible si creemos en nuestro potencial.

 

¿Cómo crees que se consigue una igualdad real entre mujeres y hombres en el mundo rural?  

Creo que estamos ante un problema global, que nos afecta a todos y a todas dentro y fuera del mundo rural. La igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres está reconocida en abundante normativa y, sin embargo, no logramos acceder a los recursos -especialmente económicos y laborales- en las mismas condiciones. Hay que impulsar el empoderamiento de las mujeres, pero también hay que educar a los hombres en igualdad. Encontramos instrumentos que evidentemente son de gran ayuda, como las medidas de acción positiva, siempre y cuando contemos con el apoyo social para que sean completamente efectivas. El objetivo no es que las políticas adoptadas en materia de igualdad queden plasmadas por escrito sino buscar el cambio a largo plazo y erradicar la discriminación existente, y para ello debemos implicar a mujeres y hombres de todas las edades.

 

¿Hay más hándicaps para las mujeres por conseguir esa igualdad en el medio rural? y si es así, ¿cuáles son? 

Las mujeres han encontrado hándicaps tradicionalmente dentro y fuera del medio rural para acceder a los recursos o participar en determinadas actividades. No obstante, el medio rural cuenta con un inconveniente añadido ya que los estereotipos y roles de género en ciertas zonas rurales están mucho más marcados que en las grandes ciudades, salvando las excepciones. La mujer se ha dedicado durante décadas al cuidado de familiares y tareas domésticas… Bien, dejemos de pensar en “lo que tradicionalmente se ha hecho” y pensemos en lo que queremos hacer a partir de ahora. Quizás deberíamos aprovechar las ventajas que otorga el medio rural para conciliar la vida familiar, personal y laboral y darle la vuelta a esta situación.

 

Cuando hablamos de empoderamiento, matizas que siempre se consigue cuando hay una fusión del empoderamiento individual y colectivo, ¿podrías explicar un poco más este concepto? 

Hablamos de empoderamiento individual cuando nos referimos a la mujer como persona independiente y libre que reflexiona y se pregunta qué es lo que quiere, cómo quiere organizar su tiempo y hacia dónde desea orientar su vida profesional.  A partir de ahí, tomará las decisiones que considere y no tiene que sentirse culpable por ellas. En contra de lo que escuchamos por parte de determinados colectivos, el empoderamiento únicamente pretende que las mujeres tomen sus propias decisiones sin sentirse condicionadas ni encorsetadas por un rol que injustamente se les ha asignado.

Por otro lado, una vez que logramos esto tenemos que buscar la cooperación y el apoyo entre mujeres, lo que denominamos sororidad. Es a lo que me refiero cuando hablo de emprendimiento colectivo, los logros de una mujer benefician a todas en su conjunto. El concepto resume muy bien con la frase: “Solas vamos más rápido, pero juntas llegamos más lejos”.

 

La brecha salarial o la poca representatividad de la mujer rural en puestos directos aún es una realidad, ¿cuál es tu visión actual y cómo ves el futuro? 

Opino justamente eso, que es una realidad y obviarla no nos hace ningún favor. Existen mujeres que ven obstaculizados sus ascensos y promociones dentro de las empresas o sufren desigualdades salariales con respecto a sus compañeros varones. Invitaría a aquellas personas que dudan sobre esta situación a que dediquen unos minutos para revisar quiénes ocupan los cargos directivos o de mayor responsabilidad tanto en grandes como en pequeñas empresas. En general, me gusta ser positiva y tener esperanza por lo que creo que aún queda trabajo por delante, pero confío en que algún día eliminemos estas barreras.

 

¿Crees que las nuevas generaciones están más concienciadas de que mujeres y hombres tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones? 

Me gustaría pensar que así es, aunque la realidad es que nos encontramos comportamientos preocupantes. No me gusta verlo en personas jóvenes, y me disgusta especialmente ver ese tipo de actitudes en mujeres jóvenes. No es una lucha entre nosotras, ni es una lucha entre mujeres y hombres. No tiene nada que ver con áreas geográficas, ideologías ni creencias. Algunos y algunas jóvenes tenemos la suerte de haber nacido en un entorno en el que existe corresponsabilidad, reparto de tareas, mujeres trabajadoras y grandes profesionales u hombres que se dedican al cuidado del hogar. Yo, mujer orgullosa de mi pueblo y del medio rural, me siento afortunada por haber crecido en un entorno así y me veo en la obligación de luchar porque el resto de las mujeres también puedan ejercitar sus derechos libremente en un ambiente de convivencia y de respeto.